viernes, diciembre 09, 2005

Psicópatas en la carretera

El martes pasado fui a hacer una excursión de raquetas con 25 compañeros más. La hora de encuentro fueron las 6.00 am en el cole... cómo no!

Hacia las 6.30am salíamos en el Ibiza Pau, Noe, Maite, Joan y yo. El viaje de ida fue plácido hasta llegar a Vallter 2000. La conversación versó sobre Carrousel Deportivo y sus colaboradores (Guasch, Manolo Lama, Pepe Domingo y Poli Rincón), aunque la estrella fue el tractor Maxi Ferguson, claro.

Durante un rato estuvimos en silencio observando cómo amanecía a medida que íbamos avanzando por la C-17 (carretera que une la Meridiana con Puigcerdà). Este silencio sólo se veía interrumpido por súbitos ronquidos que emitían los pasajeros de atrás (Noe, Maite y Joan).

No entraré en los detalles de la raquetada porque estoy a la espera de recibir una delirante crónica del susodicho Pau y Miki. En cuanto la tenga la colgaré aquí.

El hecho que nos ocupa esta mañana de viernes es la operación retorno. Además de comernos un embotellamiento clásico por nuestra característica de domingueros o pixapins relataré el caso de un psicópata que nos alcanzó pasado Vic. No estoy hablando de un asesino con un cuchillo en la mano, o un fantasma o....

Vayamos a la acción: la C-17 tiene dos carriles y yo me encontraba en el inicio de una curva de derechas en el de la izquierda. Noté una ráfaga de luces largas (cosa que me toca bastante las narices... por qué no tenemos un poquito de paciencia?). Estaba deseoso de dejar pasar a este Fittipaldi a los mandos de un Mercedes y tan solo esperé lo justo para pasar la curva y situarme a la derecha. Cuando esto último sucedió observé que el otro coche ya estaba en ese mismo carril, en un intento claro de adelantamiento por la derecha. Todos sabéis que estos adelantamientos:

1. Están prohibidos
2. Son tremendamente peligrosos

Se volvió a cambiar de carril para adelantarme finalmente y en un ataque de rabia y de pedagogía (quería demostrarle que lo que hacía no era correcto) bajé la ventanilla y saqué mi mano en la que sólo permanecía erecto mi dedo corazón. Al otro conductor no pareció sentarle demasiado bien mi gesto y volvió a cambiarse de carril para ponerse delante. Una vez lo consiguió freno en seco a lo que yo contesté con la correspondiente frenada, ráfaga de largas y claxon.

No contento con esa acción simuló irse de la autovía por una salida próxima pero resultó que volvió a entrar... a partir de ese momento decidí reducir la marcha y dejar que se fuera observando que era un conductor totalmente desquiciado.

Y la pregunta que nos hacíamos todos era: ¿qué pretendía ese hombre? Quería asustarnos, claro! Pero hubiéramos podido tener un accidente! Los nervios en el coche estaban a flor de piel y lo menos que hicimos fue acordarnos de la santa madre de tal personaje.

Luego pensé un poco y quizás no tendría que haberlo provocado, teniendo en cuenta que tenía a mi cargo 4 personas pero me fastidió sobremanera que hiciera aquello.... en fin.

Parafraseando a Cálico Lúbrico: "Precaución, amigo conductor... la senda es peligrosa"

Petons i abraçades

3 comentarios:

Anónimo dijo...

L'home aquell era un boig, així de senzill. Si no arriba a ser per la teva habilitat mutant i la teva serenitat proverbial haguessin tingut un accident. Crec era tal la seva malaltia que buscava alguna cosa més que assustar-nos. Però tot ha quedat en una anècdota.

Pau

PD: No se si la crònica serà gaire hilarant perque m'ha dit el Mike que ha de ser enviada a la web dels Maristes i, per tant, ser políticament correcta. farem el que podrem.

Anónimo dijo...

Suerte que dijiste que este tío no se merecía estar en tu blog, eh? ;) Creo que estas pequeñas aventurillas (sin necesidad de que pase nada) son necesarias para hacernos sentir vivos de vez en cuando. La misma mañana, antes de salir, le dije a Albert que tendríamos un accidente.... mi predicción no se cumplió pero poco faltó! con locos sueltos por la carretera como el mercedero este... parece que se tenga que dar gracias a Dios por no tener un accidente cada día.
Un beso

Maite

P.D.: Admiro la serenidad de todos y cada uno de nosotros después de lo ocurrido... aunque no parásemos de hablar del tema ni de insultar al psicópata hasta que llegamos a Barcelona... Incluso ayer, contándole lo sucedido a Eva Muñoz, le tiré el café encima a causa de mi descontrolada emoción.
Aún así, dejando de banda la pequeña anécdota y la raquetada, también me lo pasé en grande durante los viajes; así que Gracias, pasajeros del Avellaneda's Ibiza.

Anónimo dijo...

Joder con esas predicciones...
en fin, Raül, a nosotros nos pasó algo parecido con un tipo en un todoterreno. Yo llegué a la conclusión de que la pistola de emergencia es una buena solución.

Luego, claro, un besito para perdonarse y ya.
Valientes hijos de puta...

Nos vemos
Javi