El bidet, ese gran desconocido

Dedicado a David y Reno...

La aparición de este, ignorado muchas veces, elemento sanitario en Europa fue hacia el siglo 17 o 18. Sus creadores fueron los franceses, que por otra parte no tenían demasiada fama de ser higiénicos. Su utilidad radicaba (y actualmente debería ser así también) en limpiar las zonas íntimas exclusivas de la mujer y aquellas que comparten ambos sexos.

Su uso actualmente es ambiguo. Para algunos sólo sirve para la mujer, para otros como abrevadero de diversos animales, hay quien lo usa como almacén de ropa sucia y los que más para lavarse los pies (pies que en muchos casos no caben de una forma cómoda).

Su uso correcto para los hombres (debido a que he conocido casos en los que se desconocen sus bondades) ha de ser después de dejar cierto regalo, tarzanillo, tortuguita, muñequito o como cada cuál llame a esas esculturas de formas y colores tan diversos pero de material 100% orgánico y por tanto ecológico.

Tras pasar por el papel higiénico (de color, con diversas texturas, triple capa o doble, con dibujitos, de gran longitud...) siempre y cuando haya existencias en el portapapel, encima de la cisterna, en el armario (si no es así deberemos ir a buscarlo con el espectáculo de ir sin pantalones o más gracioso a ún con los pantalones bajados y andando cual muñeca de famosa. No recomendamos saltarnos el paso" papel higiénico").

Llega el momento crucial... se abre el grifo (en la mayoría de monomando) sentado en el bidet con lo cual cambia la perspectiva de direcciones y sentidos... ojo hacia dónde está el frío y el caliente. También cuidado si escogéis caliente y alguien se está duchando o no hace mucho que ha acabado porque os podéis escaldar fácilmente. A partir de este momento las técnicas son diversas y lo dejo a vuestra imaginación para no convertir este comentario en escatológico.

No olvidéis secaros... evitando así transporte de agua (¿fecal?) desde vuestra posadera hacia vuestra ropa interior (en caso que llevéis)... espero que el paso anterior haya sido realizado correctamente de forma que la toalla no se convierta en algo digno de ser colgado en la National Gallery.

En resumen, el bidet ha de servir para evitar esos cuadros picasso que desembocan en situaciones embarazosas al cambiarse en vestuarios públicos o en momentos romanticones que podrían llegar a más...

Petons i abraçades

Raül