Venga León!

Estas palabras aún resuenan en mis oídos al recordar el evento que nos ocupará hoy. En Enero de este año pude quedar finalmente con Javi para poder ir a la montaña. Era algo que ambos perseguíamos desde hacía tiempo.

El objetivo era ir a hacer una vía ferrata a Centelles. Esta misma vía la tuvimos que cancelar un mes antes porque Javi se metió un piñazo y no estaba en condiciones (a pesar de que decía que si se ha de ir se va...). Antes de ir a la misma me informé de lo que era, material necesario (del cual yo no disponía, por supuesto), duración...

El día marcado llegó (era entre semana i no iba a haber nadie... perfecto!!!) y nos acompañaba Ernesto también. Al ir a recogerlo paramos en una esquina, Javi fue a picarle a casa y yo aproveché para canjear una botella de agua por el derecho a dejar un morenito en un bar cercano al lugar.

Nos montamos en el coche y tras unas cuantas peripecias llegamos a Centelles. Para encontrar el sitio Javi preguntó en catalán cómo podíamos llegar (teniendo en cuenta que estábamos en la parte central de Catalunya) y nos contestaron en castellano... cosas del destino. Dejamos al coche, nos ponemos el material encima y viene la primera lección del día... nadie está guapo con casco... cuánta sabiduría (;)).

Avanzamos hacia el principio de la vía y me dio cuenta de cuán freaks son mis compañeros al comenzar a hablar en notación numérica sobre una roca (era una roca solamente!) y cómo la podrían escalar.

Llegamos a la primera escalera de la vía y me explican como usar el material específico de las vías ferratas. Primer tramo sin problema, segundo ok.... llegamos al rey de la vía ferrata... un pont de mico espectacular (de unos 70 m) suspendido en el aire.... madre mía qué pasada!!!! Primero pasa Javi con cierto canguelo, Ernesto y yo observamos... luego paso yo... cómo se mueve el hilo... sólo llevo esto? Madre mía qué sensación!!!!! Finalmente pasa Ernesto... qué bien se ven los toros desde la barrera. Nos hemos proferido gritos sobre nuestra pinta, virilidad, movimientos convulsos... todos ellos ofensivos, claro!

Seguimos avanzando por la vía y recibo clases magistrales por parte de Javi y Ernesto versados en los temás más diversos... nos reímos mucho. Hablamos sobre quién prefieren que les acompañe a la montaña, a hacer un café... o no. Muy enriquecedor y sobretodo muy grande!!!

Llegamos al punto culminante de la jornada... el más recordado y donde se grita el título del comentario de hoy. Queda poco para acabar. El esfuerzo que hemos realizado me ha dejado los brazos destrozados. En este último tramo hay que hacer uso de esa fuerza. Comienzo, coloco el mosquetón, intento hacer fuerza y.... no puedo. La situación es graciosa. Estoy a 1 metro del suelo colgado por el mosquetón cual jamón o salchichón. Me dicen que no me preocupe y que descanse. Realizo movimientos oscilatorios por mi inercia que hace que la pinta que hago sea aún más patética.

Ernesto dice de forma natural: "Ves? yo sé que Raül subirá. En cambio si fuera ... (lo omito para no herir sensibilidades) no podría y me daría tanto pol culo tener que montar un rappel!). Nos reímos, claro! Javi propone lanzarme una cuerda y asegurarme él en vez de tener que ir yo poniendo los mosquetones... accedo porque me veo mal.

Finalmente, me pongo en marcha. A pesar de olvidarme de poner mosquetones tengo que hacer fuerza. Javi grita: "Venga león, vamos león" como un auténtico poseso... y lo consigo!!!! No podemos parar de reir los 3... lo he hecho por mí mismo sin ayuda del seguro de Javi (a lo cual responde contrariado... bueno un poco sí!). Ya sólo queda un minitramo pero estoy tan rebentado que parezco una orca cuando sale del agua en Waterworld... con la panza al suelo. Lo hemos conseguido!!!!

Bajamos xino-xano hasta el coche y el hambre nos atenaza. Nos damos cuenta de lo gilipollas que hemos sido al dejarnos la cámara de fotos. Siguen obsequiándome con lecciones magistrales sobre la vida (y nos reímos tanto!). Mi cansancio provoca que me meta un piño de tres pares de narices... me quieren ayudar pero sólo puede Ernesto ya que Javi se está riendo como un loco y no puede ni moverse... tremendo piño.

Llegamos al coche... se ha quedado atrancado en el barro pero con la ayuda de los dos y la potencia del motor (traducida en barro hacia la cara de Ernesto) conseguimos salir. Decidimos comer en Centelles (no en vano se ha hecho tarde) y encontramos un bar donde:

1.- nos damos cuenta de lo sucios que estamos y de lo mal que olemos
2.- comemos el mejor bocata de hamburguesa con queso de toda mi vida... entre el hambre y el cansancio...

Volvemos hacia casa. Ha sido un día genial. Gracias Javi y Ernesto por un día en la montaña, llena de esfuerzo, sudor pero sobretodo muchas risas y complicidad.

Un abrazo a los dos

Petons i abraçades

Raül