Después de escribir hace 7 días el artículo "Quina merda de vida" he recibido todo tipo de reacciones. La mayoría de ellas han sido escritas como comentario al mismo artículo y otras por mail o directamente.
Primero de todo decir que era una sensación muy concreta en un momento determinado. Un pensamiento que cruza mi mente de vez en cuando y que hace que pierda la fe en la humanidad por unos instantes. Soy consciente de lo que tengo, de lo que me falta y lo que podría sobrarme (no totalmente imprescindible).
Pararse un segundo y darse cuenta de lo que tienes y de lo que les falta a los demás no lo considero malo. Sirve para aterrizar y darse cuenta de lo que realmente importa. También puede servir para coger fuerzas y comenzar a actuar para cambiar lo que no nos gusta...
Ha sido una semana de múltiples experiencias. Un viaje a Zaragoza que en ciertos momentos era surrealista, un fin de semana de formación pero sobretodo de encuentro con mucha gente, millones de noticias e impactos visuales, auditivos en los medios de comunicación... tengo sueño, sí pero me siento lleno de fuerza para seguir tirando adelante.
Pienso que podemos hacer muchas cosas y siempre a través de los pequeños detalles (gràcies Pau per recordar-m'ho!), que tenemos que valorar el esfuerzo que realizamos y darnos cuenta de nuestra realidad también (gracias J.R.!), que todo puede mejorar si realmente lo deseamos y que la base está en la formación, información y transmisión de experiencias (gracias Javi!), pero que tenemos que estar despiertos para que la realidad no nos nuble la vista (gracias Noe!).
El resumen es que tenemos que tirar hacia adelante, que nosotros podemos cambiar el mundo pero que no es ni será nunca fácil. Tenemos que luchar contra tantas cosas que a veces lo más fácil es bajar los brazos y darse por vencido... pero no podemos rendirnos. Más de la mitad del mundo está esperando que no lo hagamos porque nos necesitan... de la misma forma que nosotros necesitamos de ellos. O si no os recomiendo que leáis el cuento de "El hombre más feliz del mundo":
Narra un cuento popular oriental que un rey buscaba el remedio a su enfermiza tristeza, y al pedir consejo a sus magos, resolvieron que la solución estaba en vestirse la camisa de un hombre feliz. Después de una minuciosa búsqueda por todos los rincones del reino, por fin, encontraron a un hombre que no echaba en falta nada por lo que pudiera penar y, por tanto, era plenamente feliz. Cuando lo presentaron delante del rey, éste pudo descubrir que el hombre feliz, el único hombre feliz de su reino, no tenía camisa.
Así pues, alegrémonos de lo que tenemos y ayudemos a los que están tristes, solos, abandonados y que han perdido toda esperanza y fe en el mundo.
Como veis hoy es un mensaje mucho más optimista al menos en apariencia. El otro no era pesimista sino que expresaba en 3 minutos de lectura lo que a veces nos cruza el cerebro en 2 microsegundos.
Petons i abraçades
Raül
2024-1
Hace 8 meses
1 comentario:
Si el hombre más feliz no tenía camisa... pue que le den collejas hasta que se compre una y listos, no?
Quesos pensados en dos microsegundos
Amelí
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