jueves, enero 05, 2006

Tercer capítulo

Ella estaba sola, abandonada, dejada de la mano de Dios. A su alrededor nadie la miraba a pesar de que llevaba ropa llamativa. Era de edad difícilmente predecible. Estaría entre los 30 y los 60. Tremendamente sucia y con todo tipo de bolsas a su alrededor. No era feliz. Hacía mucho que no lo era.

Encima era Navidad. Época de la fraternidad universal, de los regalos, del amor postizo y de los buenos propósitos acompañados de cava, turrones y pavo. ¡Cuánta falsa alegría había a su alrededor! Falsa por banal y con fecha de caducidad. Falsa por egoísta y mercantil. Falsa porque no era real.

Quizás la solución estaba en el espíritu original de la Navidad. En regalarle algo diferente, algo que provocara esa sonrisa tan deseada y sobretodo olvidada en lo más profundo de su cerebro.

Recordó entonces una primavera de su juventud. Las cosas no le iban del todo bien pero lo escondía, para qué molestar a sus amigos. Para qué compartir su carga con los demás si eso no le ayudaría sino que encima hincharía la cabeza a sus colegas. Además el tiempo lo cura todo y ya está. Un día cualquiera de una semana cualquiera sin nada especial recibió un regalo. Un detalle. Algo personal. No fue algo comprado deprisa y corriendo y por compromiso. Fue algo especial, que le hizo sentir bien. Lo importante no era el qué sino el cómo. Era un regalo de regalo, sin ninguna razón a primera vista. Estaba hecho para él, pensando en él, en lo que necesitaba y salía de alguien que lo conocía y que lo quería.

En ese momento esbozó una sonrisa, no una carcajada, pero aún la recordaba y volvía a aparecer en su rostro.

Lo podría conseguir con ella?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Fijo que le regalaron unas bravas en el Tomás.
Un abrazo
Javi

Anónimo dijo...

Uix, Déu Meu Nostro Senyor, unes braves... Jo voto que va rebre una carta.

I la història segueix... per quants capítols més? Trobo que la idea és original.

Una abraçada,

Pau

Anónimo dijo...

Una sincera sonrisa, un protector abrazo, una carta inesperada... algún gesto o algo hecho a mano... algo hecho pensando en la persona que recibe el regalo. Algo, por pequeño que sea, dulce y sincero, algo que realmente llena el corazón de alegría y satisfacción.

Estoy de acuerdo con Pau, es una idea original (que me pone de los nervios)! Cada línia que leo me hace pensar en la posibilidad de encontrarme con una historia diferente a la que me imaginaba... Pero mantengo la idea de que por medio hay algún héroe anónimo...

Maite

Anónimo dijo...

Nueve días sin escribir? Esto no es un blog ni hostias... a este paso van a ser unas memorias como máximo. A currar chaval!
Un abrazo
Javi