Seguía sin encontrar la estrategia adecuada. Un regalo era complicado porque algo así depende de tantas cosas. Sin conocerla de nada, sin saber de nada, sin idea al respecto. Estaba siendo una tarea realmente ardua.
Dinero? Unos cuantos euros, no pocos ni demasiados para que los usara en lo que quisiera. En comenzar un sueño, un proyecto, dormir bajo techo o comer caliente. Dinero que la podría ayudar. Estaba harto de oir aquello de: "para que se lo gaste en vino o drogas". A veces hay que hacer actos de fe y pensar que le ayudaría o intentar entender por qué se lo gastan en una cosa y no en lo que nosotros (como jueces universales de la verdad y de lo que está bien...) consideramos que se lo deberían gastar.
Pero dejar algunas monedas al lado suyo es algo bastante frío. ¿Cuántas veces lo hemos hecho sin mirar a los ojos? Él lo hacía y sentía una mezcla de bienestar interno por aquello de hacer el bien (¿realmente lo era?) con un sentimiento totalmente contradictorio al no poder discernir si lo hacía por él o por quien recibía el dinero. Afortunadamente lo olvidaba rápidamente y cuando veía desgracias por la tele se autojustificaba diciendo que él hacía todo lo que podía: compraba su amigo invisible en tiendas de comercio justo, hacía aportaciones a alguna ONG... pero en el fondo sabía que no era así, que el dinero no lo puede solucionar todo.
El dinero nos envilece porque llama a más, porque cuesta tener suficiente, porque todo vale dinero, porque puede que todos tengamos un precio, porque siempre parece estar sucio.
Y sinceramente, unas monedas no producirían algo imborrable en la memoria de esta mujer que debía estar harta de actos vacíos de este tipo.
¿Qué hacer?
2024-1
Hace 8 meses
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