lunes, abril 10, 2006

4:30 a.m.

Esta fue la hora de llegada del sábado (que ya era domingo). La noche había comenzado a las 21:30h en el cole para ir a cenar a un lugar aún indeterminado (un clásico en nuestras kedadas). La última en llegar fue Aida (para variar) pero esta vez tenía motivo ya que le habían arrancado el bolso unos chavalillos en su barrio (que tampoco es el Bronx). Aida ha sido durante años voluntaria en el Centre Compartir y estos actos duelen más cuando has vivido esas experiencias. Reflexión, calma y a mirar hacia adelante.

La cena se desarrolla en el Fresc&Co de la calle Valencia. Buffet de ensaladas varias, algo de pizza y pasta y de postre un helado de chocolate en forma de zurullo (perdón por la expresión pero no se puede decir de otra forma). Hubo charlas de todo tipo entre todos los que éramos (Pau, Javi, Blanca, Mikinho, Maite, Clara, Lorena, Aida, Noe, Litus, Uri y yo... creo que no me dejo a nadie!).

El objetivo de la noche parecía ser dirijirnos hacia el bar Mediterráneo (Juguetes para compartir... cuñaaaaaaaaaaaaaaaaaao) donde diferentes cantautores tocan en directo. Nos colocaron en la parte de atrás al lado del cantante. Pudimos observar toda la gente del local y así ir comentando lo que nos parecía cada uno (deporte humano mundial). Al lado del cantante había una grupi emocionada que lo cantaba todo. En una mesa colindante una pareja se amaba (pero mucho) al lado de un candelabro en forma de chica. Comentábamos lo cabrones que eran los de la pareja de dejarla así sin hablar pero nos dimos cuenta que en este local se comparte mesa y la chica estaba sola esperando a una amiga.

En la mesa de mi lado había dos parejas: una de argentinos que parecían asiduos al local (tanto como a las cervezas) y una pareja jovencita donde la chica lanzaba cañas al chico de forma espectacular. Al principio el chico era reticente pero sólo se hacía el duro. Iba pelín sobrado con una frase estelar: "Tranquilo" respondiendo al argentino que había estado a punto de tirar un vaso. Cogía a la chica del cuello de una forma poco experimentada pero al final hubo contacto. Como colofón se pidieron un tequilazo y el chico argentino le explicó la mejor forma de tomarlo. Finalmente se intercambiaron los teléfonos.

Hubo varios cantautores y todos ellos tenían calidad. Uno de ellos fue más un showman que otra cosa. En realidad cantó 2 canciones (en una salió el chico argentino apodado Facundo cantando un tango). El resto del tiempo asignado (30 minutos) estuvo hablando y haciendo comentarios machistas muy diversos que indignaron a parte de las chicas de nuestro grupo. Lo mejor fue cuando imitó al rey del rock.

Destacar también el robo de kikos que íbamos haciendo Miki y yo a los compañeros que pusieron en nuestra mesa. Me pedí una segunda consumición pero no trajeron kikos. Pau comentó que le gustaría saber la dimensión del saco de kikos que llenaba los cuencos. Al pagar vi un tupper donde iban y venían los kikos.

Mucho Sabina, poco de Pedro Guerra, algo de rock català y nada de Ismael Serrano, Tontxu, Javier Álvarez, Rosana... con esto no quiero decir nada, sólo digo lo que hubo.

Salimos que casi cerraban y Noe y Aida recibieron una sesión de fotos de un hombre (granadito ya).

El camino hacia casa fue ameno hablando de lo humano y lo divino. La noche había sido interesante y quizás falta de movimiento de esqueleto.

La última imagen de la noche me entristeció un poco. Pasaba por un cajero donde habitualmente saco dinero y vi a tres indigentes durmiendo sobre un cartón y bajo un nórdico compartido... ¿qué pasó por mi cabeza? Pues un montón de cosas... dinero, incoherencias, preocupaciones, tristeza, soledad, reflexión, acción... nos lo montamos fatal, francamente. La lucha ha de continuar (o comenzar, quizás).

4.30 a.m. cierro los ojos y me pongo en los brazos de Morfeo... bona nit

Petons i abraçades

Raül

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