lunes, julio 21, 2008

La hipocresía en el deporte: el ciclismo

-- A Dios le pido (Juanes) --

Soy fan del ciclismo desde un poco antes de Indurain gracias a esos veranos compartidos en familia: Greg Lemond, Perico Delgado, Fignon.... todo eso me queda muy lejos pero no tanto la etapa de Luz Ardiden que ganó Indurain antes de su reinado en el Tour (del '91 al '95).

Indurain era dominador del Tour desde cuando quería hasta el final. Lo mismo pasó con sus 2 Giros. De la Vuelta a España pasó bastante en sus buenos años. Tuvo rivales de todos los colores: Ciapucci, Bugno, Rominger, Zülle, Olano... fue Riis el que le derrotó finalmente en el '96 (Tour absolutamente lamentable para Indurain que acabó lejos del podio y con varias pájaras).

Recuerdo una etapa que acabó en La Plagne remontando una minutada a Zülle. El Mundial que Olano le robó (y yo gritando que le rebiente la llanta!!! Olano llegó con la rueda pinchada a meta). Las múltiples contrarrelojes (en una de ellas estuvo a punto de echar del Tour a su hermano Prudencio) y las pantochadas del récord de la hora (incluído un intento fallido en Bogotá). También que pocas veces se podía decir que tuviera un buen equipo a su lado.

El caso es que en los últimos años se ha querido dotar al ciclismo de un espectáculo exagerado. Las etapas de más audiencia son las épicas de montaña con diferentes puertos fuera de categoría. Los míticos son: Alpe d'Huez y sus curvas, Tourmalet, La Croix de Ferre, la Madeleine... en los últimos años se han añadido otros puertos descomunales como el Mortirolo o el Angliru puertos demasiado exigentes para subirlos con un plato de pasta.

Y ahora vamos al tema central. El público pide espectáculo y la forma de no bajar la audiencia es ver a ciclistas sobrehumanos dejando a otros en la cuneta: minutadas, pájaras, caras de sufrimiento y victoria sobre los elementos (lluvia, frío, pendientes...) a la mayor velocidad posible. Si queremos esto simplemente hemos de superar el físico humano entrenando más y más sin descanso. A partir de aquí han aparecido sustancias como el EPO en multitud de ciclistas y sospechas de los más ilustres (algunas confirmadas): Riis, Armstrong, Pantani...

Entonces viene la fiscalización vía los vampiros. Los equipos necesitan financiación y sólo se consigue si se ganan etapas y grandes pruebas (Tour, Giro, Vuelta, Dauphiné y algunas clásicas), si se está en las escapadas y salen por la TV. La competencia es alta y el dinero cada vez menor porque la gente ya no ve el ciclismo, no hay tirón, al menos en España. Nadie ha llegado a tener la relevancia de Miguelón: Olano, Beloki, Valverde, el Chaba Jiménez... grandes rodadores, escaladores o contrarrelojistas pero nadie ha vuelto a tener su clase.

Pedimos más y nos quejamos cuando hacen trampas... es la hipocresía del deporte. Si nos quedamos en lo humano nadie pone la tele, si ponemos retos insuperables nos quejamos de las consecuencias... la hipocresía de nuestro mundo aplicada al deporte.

Petons i abraçades

Raül

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